Botas de compresión: ciencia, beneficios y protocolos de uso para la recuperación muscular
- Matías Mut
- 17 jun
- 3 Min. de lectura

El entrenamiento estimula, pero es durante la recuperación donde se produce la adaptación. Y una de las herramientas que más ha crecido en los últimos años dentro del mundo del rendimiento, el deporte profesional y el biohacking es la compresión neumática intermitente, más conocida como botas de compresión.
Veamos qué dice la ciencia, cuáles son sus beneficios reales, su historia, y cómo usarlas correctamente.
De la medicina clínica al deporte de alto rendimiento
El origen de las botas de compresión no está en los gimnasios, sino en los hospitales.
Durante décadas, la compresión secuencial ha sido utilizada en pacientes postquirúrgicos o con problemas vasculares para:
mejorar el retorno venoso,
reducir el riesgo de trombosis,
y prevenir la acumulación de líquidos en extremidades.

A partir de estas aplicaciones médicas, su uso se fue adaptando al mundo deportivo, donde los mecanismos fisiológicos son similares: tras esfuerzos intensos, el cuerpo acumula metabolitos, fluidos y micro-inflamación que dificultan la recuperación rápida.
Hoy, las botas de compresión neumática intermitente están presentes en:
selecciones olímpicas,
equipos de fútbol profesional,
clínicas de fisioterapia avanzada,
y cada vez más, en centros de bienestar y biohacking.
¿Cómo funcionan exactamente?
Las botas de compresión neumática trabajan mediante un sistema de cámaras de aire que se inflan y desinflan de forma secuencial desde el pie hacia el muslo.Este bombeo imita y potencia el retorno venoso y linfático, favoreciendo:
el vaciado de fluidos estancados,
la eliminación de residuos metabólicos (como el lactato),
la reducción de microedema muscular,
y la mejora de la circulación general.
Dicho de forma simple: acelera el proceso de "limpieza interna" tras el esfuerzo.
La evidencia científica detrás de las botas de compresión
Aunque el marketing a veces las vende como una solución milagrosa, los estudios nos permiten distinguir los beneficios reales:
1️⃣ Reducción de dolor muscular post-ejercicio (DOMS)
Varios estudios (Kim et al., J Strength Cond Res, 2017; Driller et al., J Sports Sci Med, 2017) han mostrado que los sujetos que utilizaron compresión tras el ejercicio reportaron menos dolor muscular en las 24-48 horas posteriores.
2️⃣ Mejora del retorno venoso y linfático
La presión secuencial facilita el vaciado venoso profundo y acelera el aclarado de metabolitos acumulados (Miller et al., J Vasc Surg, 2001).
3️⃣ Aceleración del aclarado de lactato
Aunque el lactato no es el villano que muchos creen, su aclarado eficiente forma parte de una recuperación metabólica optimizada (Wiener et al., Am J Phys Med Rehabil, 2001).
4️⃣ Mejora subjetiva de la sensación de frescura muscular
Más allá de los biomarcadores, numerosos estudios (Sands et al., J Strength Cond Res, 2015) reportan una mejora percibida de frescura muscular, ligereza y menor fatiga al día siguiente de su uso.
Aplicaciones más allá del deporte
Aunque nacieron como herramienta para atletas, las botas de compresión tienen aplicaciones mucho más amplias:
Personas con trabajo sedentario o de pie prolongado.
Pacientes con mala circulación venosa o ligera insuficiencia vascular.
Personas con retención de líquidos o tendencia a edema en extremidades.
Protocolos de longevidad y salud metabólica.
Estimulación parasimpática general (relajación).
¿Existen riesgos o contraindicaciones?
En general, son una herramienta muy segura cuando se usa correctamente.
Las principales precauciones son:
No usar en casos de trombosis venosa activa.
No usar en infecciones o heridas abiertas en las extremidades.
Ajustar la presión según la tolerancia individual (no es más eficaz por ponerlo al máximo).
Como siempre, en presencia de patología médica específica, consultar con un profesional sanitario.
Protocolos prácticos de uso
Aquí algunos protocolos orientativos para aprovechar al máximo las botas de compresión:
Objetivo | Frecuencia | Duración | Presión sugerida |
Recuperación post-entreno | 4-5 veces/semana | 20-30 min | 80-120 mmHg |
Preparación pre-competencia | 15 min antes | 10-15 min | 60-100 mmHg |
Retención de líquidos / edema leve | 3-5 veces/semana | 20-30 min | 60-100 mmHg |
Bienestar general | 3 veces/semana | 20 min | 60-80 mmHg |
Nota: algunos modelos permiten personalizar la velocidad de inflado, las zonas activas y el patrón de compresión, lo cual permite mayor precisión en cada caso.
¿Merecen la pena?
Como siempre, no existe ninguna herramienta aislada que sustituya al descanso, la nutrición o el entrenamiento inteligente. Pero dentro de un plan bien estructurado, las botas de compresión son una de las herramientas pasivas más efectivas para mejorar la calidad de la recuperación, reducir molestias y optimizar la capacidad de entrenar con mayor frecuencia y calidad.
Por eso se están convirtiendo en un elemento habitual tanto en el deporte profesional como en protocolos de bienestar personal.




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